Cuidar de una persona que no puede hacerlo sola, es una tarea difícil y cansada. Por eso hay que prepararse, hay que “entrenarse” física y emocionalmente, para que esto no afecte a nuestra salud.
A veces pensamos que podemos, y debemos, asumir en solitario todo lo que implica el cuidado de la persona enferma o dependiente: alimentación, aseo, movilidad, entretenimiento… y esto nos lleva a tener que renunciar a nuestra propia vida, a nuestro trabajo, a nuestras relaciones sociales, aparte de nuestra vida familiar…
Sin embargo, hay que intentar convencernos y convencer a las personas de nuestro entorno familiar, de que esta tarea es una responsabilidad que hay que compartir.
Para cuidar a otra persona en las mejores condiciones, tenemos y debemos cuidar también de nosotros y nosotras:
“cuidarse para cuidar”.
Y cuidar y cuidarse significa:
- Que siempre que sea posible es bueno compartir el cuidado con otras personas de la familia o mediante ayuda remunerada.
- Que hay que estimular a la persona dependiente para que sea lo más autónoma posible. No debemos hacer por ella nada que ella pueda hacer por sí misma.
- Que debemos intentar no tener que renunciar a nuestro trabajo porque el cuidado de nuestro familiar nos ocupa todo el tiempo.
- Que es importante mantener nuestras relaciones sociales y de amistad, ya que necesitaremos el apoyo emocional de las personas que nos quieren.
- Que es necesario reservar tiempo para uno mismo y una misma: para poder hacer las cosas que nos gusta hacer y que nos ayudan a relajarnos y distraernos.
- Que debemos cuidar mucho las relaciones en la vida familiar: nuestra relación de pareja y las relaciones con nuestros hijos e hijas. El buen ambiente familiar es básico cuando la familia tiene que asumir el cuidado de sus miembros.
Otro buen vídeo de homenaje al cuidador: además de cuidados hay AMOR.
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