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martes, 20 de marzo de 2012

ALIMENTACIÓN INFANTIL

ERRORES MÁS FRECUENTES EN LA ALIMENTACIÓN INFANTIL 

1.- Introducir la leche de vaca antes de los 12 meses. 
Los menores de un año deben tomar leche materna o, en su defecto, fórmula infantil. La leche de vaca no es adecuada para la alimentación de niños y de las niñas en esta edad por diversas razones. La principal es su bajo contenido en hierro.

2.- Tomar más de 3 productos o raciones de lácteos al día.
En muchos países occidentales la leche se considera un alimento fundamental e imprescindible durante la infancia porque se considera que es casi la única fuente de calcio y no es raro encontrar niños o niñas toman cantidades excesivas de leche o sus derivados (yogures, natillas, petit suisse, quesitos…).
Sin embargo, esto puede dar lugar a desviaciones de la dieta infantil y a otros problemas, por ejemplo:
- Si toman mucha leche o lactoderivados, es probable que no tengan apetito para tomar otros alimentos y la dieta sea monótona y pobre en algunos nutrientes.
- La leche es rica en calcio pero contiene muy poco hierro. Ambos minerales son necesarios. Y hay que tener en cuenta que el hierro no se absorbe bien en presencia de calcio.
- La leche de vaca y sus derivados aportan grasas animales, ricas en acidos grasos saturados.
- Abusar de los lácteos puede dar lugar a estreñimiento y dolor abdominal.
- Algunas personas no digieren la leche. A partir de los 2-5 años van perdiendo la capacidad de digerirla. Esto ocurre con más frecuencia en algunas razas (asiáticos, negros, americanos) que en otras (caucásicos). En esos casos, tomar leche se acompaña de dolor abdominal, gases, heces ácidas e irritación del ano. A quienes les ocurre, pueden tener náuseas al tomar leche o la rechazan sin más explicaciones. Por lo general sí toleran los lácteos fermentados (queso, yogur o kéfir).

3.- Tomar zumos envasados.
Los zumos comerciales se han puesto de moda. Algunas personas consideran que se trata de un alimento adecuado para todas las edades, y que sustituyen perfectamente a la fruta natural, lo cual no es correcto.
La fruta contiene azúcares naturales, y además fibra, minerales y vitaminas. En el zumo solo quedan los azúcares. La fibra desaparece y parte de las vitaminas también. En algunos casos se les añaden después de forma artificial.
En realidad contienen solo entre un 5 y un 8% de fruta. El resto es agua. En proporción, aportan cantidades muy altas de energía, procedente de los hidratos de carbono (azúcares) y sin embargo, carecen de otros nutrientes esenciales.
Su consumo excesivo (más de 120 ml. al día) parece estar relacionado con algunos problemas de salud tales como:
Dolor abdominal, meteorismo y diarrea crónica debido a la alta concentración de sorbitol (un azúcar natural de las frutas).
Caries dentales, por acción de los azúcares en contacto con los dientes.
Inapetencia, porque facilitan la sensación de saciedad y puede conducir a desequilibrios nutricionales (no tomar otros alimentos más importantes desde el punto de vista de la nutrición) e incluso a desnutrición.
Obesidad, porque aportan calorías extra.
Con los refrescos azucarados ocurre algo similar. Una lata de 300 ml de refresco equivale a casi 12 cucharaditas de azúcar.
Conviene saber que las bebidas dulces no alivian la sed, sino que incitan a beber más. Es decir que no sacian. El agua es la mejor bebida.
  
4.- Sustituir la fruta por zumo envasado.
Como se comenta en otro lugar, las frutas contienen vitaminas y fibra, además de los azúcares naturales que las convierten en alimentos agradables. La fibra de los alimentos vegetales es importante para que el intestino funcione mejor, evitando el estreñimiento.
El zumo natural contiene todos los ingredientes menos la fibra. Aunque se puede tomar, conviene que no sea más de un vaso al día. Es preferible que niñas y niños coman la fruta al natural. Que mastiquen y saboreen distintas variedades
Pero los zumos envasados tampoco tienen las vitaminas naturales. De modo que es preferible que no formen parte de la dieta infantil más que de forma ocasional.
5.- Abusar de cereales azucarados y/o chocolateados para el desayuno.
En los últimos años han proliferado preparados a base de cereales que se presentan como “cereales de desayuno”. Se trata de copos elaborados a partir de distintos cereales (trigo, arroz, maíz) que se suelen tomar junto con la leche.
Pero a menudo, para hacerlos más apetecibles, van cubiertos de azúcar, miel o chocolate. Esto aumenta de forma importante la cantidad de calorías (energía) sin aportar nutrientes esenciales. En caso de que lleven chocolate, aumenta aún más debido a que éste contiene mucha grasa.
Es saludable tomar cereales sin aditivos. Y en el desayuno, lo más tradicional es el pan migado o las tostadas.


6.- Meriendas blanditas a base de pan de molde y bollería.
Los alimentos de consistencia algo dura, que hacen trabajar a dientes y mandíbulas, favorecen el desarrollo de los músculos de la cara y de la masticación, al mismo tiempo fortalecen los dientes y encías.
Por el contrario, los alimentos demasiado blandos, no solo evitan ese pequeño pero beneficioso esfuerzo, sino que, a menudo, al estar compuestos de azúcares, se adhieren a los dientes y contribuyen a la aparición de caries.
Además los productos de bollería y los panes de molde suelen tener grasa añadida, que no tiene el pan del día.
Es más aconsejable que niños y niñas merienden alimentos de más consistencia: bocadillos de pan normal, fruta en trozos.

7.- Dar siempre postre lácteo.
Muchas familias ofrecen lácteos de postre a sus hijos e hijas. En la mayoría de los casos lo hacen porque creen que así la alimentación es más completa. También por comodidad, puesto que los menores suelen preferir los yogures, flanes y natillas a la fruta, los toman más rápido y no hay que ayudarles ni enseñarles a pelar la fruta.
Sin embargo, la mayoría de los niños y niñas toman muchos lácteos a lo largo del día y muy poca fruta. La fruta contiene muchas vitaminas. Concretamente la vitamina C contribuye a que se asimile el hierro de otros alimentos que se hayan tomado en el almuerzo, por lo que un poco de fruta o medio vasito de zumo natural recién exprimido complementan mejor la comida de mediodía.
Es conveniente que se acostumbren desde el primer año a tomar la fruta en trocitos y dar ejemplo teniendo siempre al alcance de la mano frutas variadas de la temporada.
La fruta es un buen tentempié en todas las edades. Presentarla en la mesa ya pelada y troceada facilita que la coman los más pequeños.



8- Preguntar a los menores qué quieren tomar.
La responsabilidad de elegir el menú, comprar los alimentos y diseñar una dieta completa no corresponde a los niños, sino a las personas que les cuidan. Los menores suelen elegir alimentos demasiado dulces o demasiado salados, si se les ofrecen.
Madres y padres tienen (o pueden adquirir) los conocimientos necesarios para hacer una alimentación variada y equilibrada.
Es adecuado ofrecer a los niños y niñas la posibilidad de elegir entre 2 ó 3 alimentos que las personas adultas tengan ya previstos, pero dentro de opciones saludables. Por ejemplo ¿Quieres merendar bocadillo de queso o de salchichón? ¿Quieres tomar hoy el huevo revuelto o pasado por agua? ¿De postre qué prefieres, una mandarina o una pera?

Autora: Ana Martínez Rubio

Consejería de Salud. Junta de Andalucía. Sevilla