martes, 9 de octubre de 2012

LLEGÓ LA ADOLESCENCIA (II)

¡CÓMO HA CAMBIADO!

A partir de los 10-11 años en el caso de las chicas y de los 12-13 en el de los chicos, sus cuerpos van a experimentar una profunda transformación. 
En un plazo de 4 ó 5 años van a tener un aspecto bastante parecido al de una persona adulta.
Estos cambios no siempre van a ser bien recibidos, porque provocan efectos poco deseados como el acné o la acumulación de grasa corporal. Por ello, muchas chicas y chicos no se van a sentir muy contentos con su cuerpo, sobre todo cuando lo comparan con el de las y los modelos que aparecen en revistas y televisión. Un aspecto que suele influir sobre cómo son vividos estos cambios durante la adolescencia es la edad a la que comienzan.
Por lo general, las chicas lo pasan peor cuando estos cambios ocurren demasiado pronto, sobre todo cuando les coge por sorpresa. Las mujeres maduran antes que los hombres, por lo que si una chica además, experimenta estos cambios antes que sus compañeras, adquiere una apariencia adulta cuando sus amigos aún tienen un cuerpo totalmente infantil.
Además de las transformaciones físicas más llamativas, hay otros cambios que no son directamente observables pero que van a tener una importante repercusión en su comportamiento y su estado de ánimo. 

Con la pubertad, vuestras hijas e hijos van a experimentar 
importantes cambios hormonales 
que aumentarán su deseo sexual y provocarán frecuentes cambios de humor

A menudo os sentiréis desconcertados por sus reacciones inesperadas derivadas de estos cambios hormonales. Tenéis que ser comprensivos y entender que estos cambios forman parte del proceso de convertirse en una persona adulta.

Extraído de: ADOLESCENTES : ¡cómo ha cambiado! /
Alfredo Oliva ... et al. --
[Sevilla] : Consejería de Salud, [2007]: 


miércoles, 3 de octubre de 2012

LLEGÓ LA ADOLESCENCIA

¿ES LA ADOLESCENCIA TAN TERRIBLE?


La idea de la adolescencia como etapa de dificultades y conflictos no es nueva y ya aparece en la obra de escritores como Shakespeare, Goethe y Rousseau.


Existen muchas ideas exageradas sobre la adolescencia. Seguramente habréis escuchado más de una vez que es una etapa de muchas dificultades, en la que chicas y chicos tienen problemas emocionales y de comportamiento. O que durante estos años son habituales los conflictos familiares y sociales. Esta idea tiene su origen en la obra de algunos escritores que presentaron una visión muy negativa de la juventud. También las primeras teorías psicológicas sobre esta etapa eran muy pesimistas, probablemente porque se basaban en casos clínicos que eran muy problemáticos y no representaban a la población general de adolescentes que no acudían a las consultas de psiquiatras y psicólogos.
Tampoco debemos olvidar la responsabilidad que los medios de comunicación, como la prensa y la televisión, tienen en la difusión de esta imagen tan negativa, ya que la mayoría de noticias que tienen a jóvenes como protagonistas suelen estar relacionadas con la violencia, las actividades delictivas o el consumo de drogas y alcohol.
Es cierto que durante la adolescencia son más frecuentes las discusiones con madres y padres, los cambios bruscos de estado de ánimo y algunas conductas de riesgo, como el consumo de drogas, la conducción temeraria o las prácticas sexuales sin protección.
Pero también hay que destacar que durante estos años chicos y chicas van a desarrollar nuevas capacidades físicas y psicológicas que les convertirán en personas maduras y responsables, con quienes podréis hablar de nuevos temas e inquietudes.

Por ello, es importante desdramatizar este periodo de la vida, ya que la mayoría de chicas y chicos atraviesan esta etapa sin especiales dificultades.


Extraído de: ADOLESCENTES : ¡cómo ha cambiado! /
Alfredo Oliva ... et al. --
[Sevilla] : Consejería de Salud, [2007]:  

lunes, 1 de octubre de 2012

CUIDADORAS/CUIDADORES

Son muchas las personas que en estos momentos están cuidando de un familiar cercano que no puede valerse por si mismo. En algunos casos esta circunstancia es breve y temporal y en otros la necesidad de cuidado se prolonga durante meses y años.
Cuidar de una persona que no puede hacerlo sola, es una tarea difícil y cansada. Por eso hay que prepararse, hay que “entrenarse” física y emocionalmente, para que esto no afecte a nuestra salud.
A veces pensamos que podemos, y debemos, asumir en solitario todo lo que implica el cuidado de la persona enferma o dependiente: alimentación, aseo, movilidad, entretenimiento… y esto nos lleva a tener que renunciar a nuestra propia vida, a nuestro trabajo, a nuestras relaciones sociales, aparte de nuestra vida familiar…
Sin embargo, hay que intentar convencernos y convencer a las personas de nuestro entorno familiar, de que esta tarea es una responsabilidad que hay que compartir.


Para cuidar a otra persona en las mejores condiciones, tenemos y debemos cuidar también de nosotros y nosotras: 

“cuidarse para cuidar”.


Y cuidar y cuidarse significa:
  • Que siempre que sea posible es bueno compartir el cuidado con otras personas de la familia o mediante ayuda remunerada.
  • Que hay que estimular a la persona dependiente para que sea lo más autónoma posible. No debemos hacer por ella nada que ella pueda hacer por sí misma.
  • Que debemos intentar no tener que renunciar a nuestro trabajo porque el cuidado de nuestro familiar nos ocupa todo el tiempo.
  • Que es importante mantener nuestras relaciones sociales y de amistad, ya que necesitaremos el apoyo emocional de las personas que nos quieren.
  • Que es necesario reservar tiempo para uno mismo y una misma: para poder hacer las cosas que nos gusta hacer y que nos ayudan a relajarnos y distraernos.
  • Que debemos cuidar mucho las relaciones en la vida familiar: nuestra relación de pareja y las relaciones con nuestros hijos e hijas. El buen ambiente familiar es básico cuando la familia tiene que asumir el cuidado de sus miembros.



Otro buen vídeo de homenaje al cuidador: además de cuidados hay AMOR.